En el truculento proceso de suspensión como sacerdote y párroco de Jesús María Menéndez, conocido como padre Chus, fijaron ayer posiciones tanto el cura suspendido como la curia arzobispal de Oviedo, que lo hizo indirecta y reservadamente. El sacerdote quiso resaltar que «no hay nada de menores en este asunto, y con adultos se relaciona uno como desea y libremente». Jesús María Menéndez también comentó que entablará litigios con el Arzobispado tanto en la jurisdicción canónica como en la civil/penal, y anunció que llegará «hasta el fin».

Por parte del Arzobispado, LA NUEVA ESPAÑA ha podido saber que el Vaticano está interviniendo en el asunto después de haber recibido denuncias sobre el hasta ahora párroco de Castiello de la Marina y otras parroquias maliayas. Ha sido la Congregación para el Clero -dicasterio de la Santa Sede que lleva los asuntos y la disciplina de los sacerdotes- la instancia que ha encargado al arzobispo Jesús Sanz Montes iniciar el proceso de suspensión en el ministerio sacerdotal de Jesús María Menéndez.

Este periódico habló ayer con tres vicarios episcopales -miembros del consejo de Sanz Montes- y los tres coincidieron en que no pueden decir «ni una palabra». Al intervenir la Santa Sede, lo hace imponiendo secreto pontificio, de modo que «ni el Arzobispo puede hablar», indicó una fuente de la curia.

Según el Derecho Canónico, el proceso se inicia con una suspensión de las que antiguamente se denominaban «a divinis», es decir, sobre «las cosas divinas», ya que el sacerdote encausado no puede ejercer ningún oficio sacrametal. A continuación, se le ofrece un periodo de alegaciones de quince días. Según dichas alegaciones, cotejadas con las denuncias y pruebas, el Arzobispo emite un decreto de suspensión en el que se especifican, llegado el caso, las normas del Derecho Canónico que han sido conculcadas. Todo el expediente es después remitido al Vaticano, donde puede llegar, si hay recursos, a los tribunales de la Signatura Apostólica, el Tribunal Supremo de la Iglesia. ¿Qué pruebas contiene dicho expediente contra Jesús María Menéndez? La respuesta de la curia es nuevamente el silencio, pero LA NUEVA ESPAÑA ha podido saber que contiene denuncias datadas desde años atrás -algunas de las cuales fueron remitidas al Vaticano-, así como material gráfico. Las denuncias se tramitaron por escrito y no son anónimas. Del expediente se desprende que ha habido varias personas afectadas y que, por ser extranjeras, no se atrevieron en su momento a confirmar sus denuncias. Respecto de estos datos, el propio Jesús María Menéndez reaccionó ayer y desafío al Arzobispo a «que lleve todas las pruebas que tenga a la comisaría y al juzgado».

Por su parte, un portavoz del Cuerpo Nacional de Policía explicó a este periódico que sus secciones de extranjería no habían conducido recientemente a ninguna investigación que pudiera concernir al caso eclesiástico que dirime el Arzobispado de Oviedo. No obstante, el caso, o los casos, pueden no ser recientes. De hecho, el propio Jesús María Menéndez evoca que «hace seis años fui víctima de un montaje para sacarme dinero».

El sacerdote, responsable de un centro de acogida en Deva (Gijón) para extranjeros con dificultades, agrega que «lo denuncié, fue investigado por la policía y fue juzgado y condenado». De ello «le hablé al Arzobispo hace unos días», agrega, al tiempo que explica que en aquel intento de chantaje «había fotos y no sé si son las que tiene el Arzobispo». En el presente, Jesús María Menéndez considera estar sometido a «otro chantaje, pero del Arzobispo, porque hace tres años me negué a dejar la docencia, como él pretendía». Por lo demás, «mis abogados me piden reserva mientras preparan su estrategia».

Por su parte, los que hasta hace poco más de una semana eran los feligreses de Jesús María Menéndez quieren enviar una carta al Vaticano dirigida al Papa para informarle del cese de su párroco. La decisión la tomó el Arzobispo justificándola -a través de un portavoz-, por un comportamiento que la Iglesia no considera apropiado para un sacerdote, pero sus parroquianos la rechazan por completo.

Por ello los vecinos de Castiello de la Marina, donde el padre Chus ha sido párroco durante casi dos décadas, pretenden remitir al Pontífice recortes de prensa y una misiva con la intención de que «no se manche la imagen de cura y del pueblo». «Queremos defender su trayectoria de 18 años y no aceptamos un cese fulminante, no se pueden consentir estas maneras, otra cosa sería que lo hubiera trasladado», argumentan los feligreses. Añaden que el padre Chus les ha asegurado que su cese como párroco no le impedirá seguir visitando este verano la zona, «ayudando a los mayores y a quienes lo pasan mal».

Miguel del Campo Sánchez es el sacerdote que se hará cargo de las parroquias de Tazones, Oles, Argüero, Castiello, San Justo, Villaverde y Careñes hasta septiembre. El Arzobispado hará oficiales mañana los nuevos nombramientos, que serán efectivos en septiembre.