Vísperas +

Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, patrona de Europa, fiesta

Vísperas



(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/.
-Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

Himno

Dichosa tú, que, entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
por el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

o bien:

La gracia de mujer es toda Gracia,
lirios de Dios de eterna primavera,
vosotras sois mujer sin la falacia
de encantos de virtud perecedera.

Bella la creación que dio a estas flores
su cáliz virginal y el dulce encanto
del amor del Señor de sus amores,
eterna melodía de su canto.

Llamó el divino Amor a vuestra puerta,
el corazón de par en par abristeis,
si grande fue la siembra en vuestra huerta,
frondosa es la cosecha que le disteis.

Demos gracias a Dios por las estrellas
que brillan en la noche de la vida,
es la luz de la fe que fulge en ellas
con amor y esperanza sin medida. Amén.

Salmo 121: La ciudad santa de Jerusalén

Ant: Quiero ser solamente tuya, oh Cristo esposo; a ti vengo con mi lámpara encendida. Aleluya.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Quiero ser solamente tuya, oh Cristo esposo; a ti vengo con mi lámpara encendida. Aleluya.

Salmo 126: El esfuerzo humano es inútil sin Dios

Ant: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Aleluya.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Aleluya.

Efesios 1, 3-10: El Dios Salvador

Ant: Mi alma se siente firme, está cimentada en Cristo, el Señor. Aleluya.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Mi alma se siente firme, está cimentada en Cristo, el Señor. Aleluya.

Lectura

1Co 7,32.34
El soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma.

V/. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

R/. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.
V/. Van entrando en el palacio real.

R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

Cántico Ev.

Ant: Santa Catalina, siempre y en todas partes, buscaba, encontraba, y estaba unida a Dios por medio de un afecto amoroso nunca interrumpido. Aleluya.



(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Santa Catalina, siempre y en todas partes, buscaba, encontraba, y estaba unida a Dios por medio de un afecto amoroso nunca interrumpido. Aleluya.

Preces

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:

Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos

- Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia sin mancha ni arruga,
haz que esta Iglesia sea siempre santa en Inmaculada.

- Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,
no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de la vírgenes que se han consagrado a ti.

- Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,
concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

- Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse con la festividad de santa N., Virgen,
concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

- Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,
admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Terminemos nuestra oración con las palabras que nos enseñó el Señor:


Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Final

Señor Dios, que hiciste a santa Catalina de Siena arder de amor divino en la contemplación de la pasión de tu Hijo y en su entrega al servicio de la Iglesia, concédenos, por su intercesión, vivir asociados al misterio de Cristo para que podamos llenarnos de alegría con la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.